domingo, 24 de enero de 2010

Dones de la Casualidad

En definitiva no encuentro palabras para describir las sensaciones dentro de mí cuando volví a verte; fue como entrar en contacto con agua fría sin ninguna advertencia previa, una mezcla de gusto, resentimiento, alegría, y rencor me recorrió; sin embargo, mientras fue pasando el tiempo y el momento nos permitió la interacción, todo fue volviéndose más claro y hasta enriquecedor.

Te echaba mucho de menos, y la verdad es que no me había dado cuenta; supongo que todo aquello que las circunstancias nos llevaron a vivir juntos generó un lazo entre nosotros, un lazo cuyo redescubrimiento me llenó de satisfacción.  Me da gusto verte feliz, saber que aún crees en mí y que las razones de nuestro distanciamiento no nos son tan desconocidas a ninguno de los dos, me dio gusto llorar contigo.  Me alegra haberme despedido de tí esta vez, como hacía mucho no lo hacía, con tanto cariño.

Te sigo echando de menos, pero te siento más cerca que antes y eso me hizo muy feliz.