domingo, 22 de marzo de 2009

Bien ¿viniendo? a la primavera

Hay mil maneras de reaccionar ante una persona que pertenece a tu pasado, diez mil de hacerlo frente a situaciones similares a las que viviste hace tiempo, y un millón de formas de pasar una tarde. Pero siempre puedes encontrar una nueva.

Hoy, puedo decir que ha sido uno de los días más extraños de mi existencia, fue como vivir un día en el pasado que me abrió los ojos al presente. Fui a un lugar al que ya había ido, a un evento al que antes fui, con quien fuera mi pareja hace algunos años y, de sobra está decir, con quien he tenido una historia a lo largo del tiempo posterior a nuestra relación, historia que incluye buenas pláticas, intensas peleas, unos besos, drunk calls, desgarradores e-mails.. en fin, una historia de esas que no te inventas, sino que descubres en días precisamente como hoy.

Dicen que los seres humanos vivimos en ciclos, así que tal vez hoy pudo ser ese día en que la espiral se corta cerca del origen en la evolución de mi vida con respecto a unos años atrás, siendo, sin embargo, posterior al cierre del ciclo y el origen de uno nuevo (uff).

Lo que quiero decir es que mi historia con él está cerrada desde hace mucho tiempo, hablada y cerrada con beso de despedida y rituales agregados. Eso nos permitió pasar un día juntos, pero con las heridas curadas, bromeamos de nuestro pasado conjunto, de nuestro desagregado presente y reímos por lo mismo y por lo contrario, nos reunimos con amigos mutuos que solemos ver por separado; y sin embargo, esa extraña energía que te proporciona el hecho de haber podido conocer desde lo muy bueno hasta lo muy malo de una persona, no se extingue entre nosotros pero es desemejante a la de otros tiempos.

Y agradezco el día de hoy no sólo porque me regaló la oportunidad de redescubrir un buen amigo y una parte de mi vida que se me había olvidado, algunos de esos ratos en los que aprendí a ser mejor persona y otros en los que no lo fui tanto pero de los que ahora puedo reír acompañada; sino también porque me di cuenta de lo mucho que te puedes acostumbrar a alguien, a sus manías y a sus procesos mentales, a su forma de recordar o de olvidar las cosas, a sus preocupaciones y a sus alegrías… en fin, a él con todo lo que implica, decir, que a veces empiezas nuevas historias sin darte cuenta, y esta del pasado me vino a contar otra.

1 comentario:

Mario dijo...

Para variar, una excelente redaccion. No ma.... sencillo de entender, profundo de vivir. Si te la volaste!! Esta muy chevere! Siempre tan directa y a la vez ausente. No te da miedo la verdad.